A raíz de la propagación del COVID-19 y su afectación en la economía global, es necesario reevaluar algunos aspectos claves a considerar al preparar sus Estados Financieros bajo NIIF para un periodo intermedio, base para determinar el anticipo de impuesto a la renta de 2020.

Algunas consideraciones principales o impactos incluyen, pero no se limitan a:

Cartera de Clientes: “Pérdidas Crediticias Esperadas”

En el área de cartera, es necesario reevaluar el modelo establecido en la Norma Internacional de Información Financiera “Instrumentos Financieros” (NIIF 9), mediante el cual se determinan las Pérdidas Crediticias Esperadas (Expected Credit Losses – ECL, por sus siglas en inglés), Todo ello con la finalidad de determinar los efectos de la pandemia en los estados financieros, incluso si la entidad no se ve afectada directamente por el virus y las medidas relacionadas, sus clientes si pueden verse afectados gravemente de una manera que les impide cancelar su deuda.

El Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB por sus siglas en inglés) ha publicado un documento en respuesta a las preguntas sobre la aplicación de la NIIF 9 “Instrumentos financieros” durante el período de mayor incertidumbre económica derivada por la pandemia de COVID-19. El documento destaca los requisitos dentro de la NIIF 9, relevantes para las compañías que consideran cómo la pandemia afecta su contabilidad de las Pérdidas Crediticias Esperadas (ECL); no cambia, ni elimina ni agrega a los requisitos de la NIIF 9.

En 2020, al evaluar los pronósticos de las Pérdidas Crediticias Esperadas, se debe considerar tanto los efectos de COVID-19 como los efectos significativos de las medidas de apoyo del Gobierno sobre una base razonable y sustentable en las Pérdidas Crediticias Esperadas (ECL). Por lo anterior, el documento destaca que la NIIF 9 debe aplicarse con mucho juicio profesional y, por ende, requiere y permite a las entidades ajustar su enfoque para determinar las Pérdidas Crediticias Esperadas (ECL) en diferentes circunstancias.

Algunos supuestos y estimaciones inherentes a la forma en que las Pérdidas Crediticias Esperadas (ECL) se venían calculado hasta la fecha en la entidad ya no podrían mantenerse en el entorno actual. Las entidades no deberían continuar aplicando su metodología existente para calcular las Pérdidas Crediticias Esperadas (ECL) de forma mecánica. Por ejemplo, el brindar días de gracia en los pagos a todos los deudores o prestatarios, no debería resultar automáticamente en que todos esos instrumentos financieros hayan sufrido un incremento significativo en el riesgo de crédito (SICR).

Inventarios

En el área de inventarios, podría ser necesario reducir el valor de las existencias hasta su valor neto realizable. Estos deterioros podrían deberse a una menor rotación de estos, a precios más bajos de las materias primas u obsolescencia causada por niveles de venta inferiores a los esperados.

Ahora bien, si la normativa tributaria determina que este gasto contable correspondiente al deterioro parcial del valor de los inventarios no es deducible para fines de impuesto a la renta, sino hasta el momento en que dicho inventario deteriorado sea vendido, deberá calcularse su impuesto diferido correspondiente.

Adicionalmente, si los niveles de producción de una entidad son anormalmente bajos, (por ejemplo, como resultado del cierre temporal de líneas de producción), puede ser necesario la revisión de los costos del inventario, para asegurarnos que los costos fijos de producción que no se imputen al inventario, sean reconocidos en el Estado de Resultados en el período en que se incurrieron.

Las entidades deben evaluar la importancia de cualquier deterioro o baja y si es necesario revelar dicha información de acuerdo con la NIC 2.

Activos no Financieros

Muchas empresas tendrán que considerar el potencial deterioro de sus activos no financieros. Un cese temporal de las operaciones o una disminución inmediata de la demanda o de los precios y la rentabilidad son claramente hechos que pueden indicar un deterioro. La reducción de la actividad económica y los menores ingresos es probable que afecten a prácticamente cualquier entidad y también puedan representar un indicador de deterioro, por lo que, se deben hacer los ajustes correspondientes para determinar resultados acorde a la realidad.

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